Aplicaciones

La Fuente de la Eterna Juventud:
Según se predice, podríamos darle un giro inverso al proceso de envejecer colocando los átomos de forma inversa, simplemente. Volver a la juventud o dejar de envejecer solamente cambiando el diseño de nuestras moléculas.
Algunos expertos han señalado que nuevos desarrollos en la Nanotecnología podrían incluso llevar a la inmortalidad, en el momento en que se descubran nanodispositivos capacitados para modificar la estructura genética y celular del ser humano.
Las aplicaciones de la Nanotecnología cambiarán la medicina, las intervenciones quirúrgicas y los sistemas de prevención de las enfermedades. En la actualidad, se está experimentando con el biochip DNA, que transformará los métodos de análisis sanguíneos, puesto que permitirá obtener los resultados de las pruebas de SIDA, tuberculosis y otras enfermedades en tan sólo unos segundos.
Otro estudio se dirige al diseño de detectores biomoleculares o biosensores para la detección personalizada de ADN o la fabricación de fármacos. Otra de las posibilidades que está abriendo la Nanotecnología es la implantación en un corazón infartado, mediante micromáquinas (angiochips), así también como nuevos vasos sanguíneos para reemplazar a los destruidos.
En un futuro, sería posible el desarrollo de diversas nanomáquinas que recorrerán nuestro cuerpo limpiando las arterias, corrigiendo los niveles de azúcar, colesterol u hormonas o apoyando al sistema inmune en su lucha contra las enfermedades. De esta forma, la muerte se ve cada vez más lejana.
La Sociedad:
¿La gente sabe de todo esto? ¿Cuánta información disponible hay al respecto? ¿Qué empresas están involucradas? ¿Qué tan cercano está el futuro de la nanotecnología?
A pesar de lo poco que se sabe al respecto, son varios países y muchas firmas comerciales las que han comenzado a invertir fuertes sumas de dinero en investigación. Por un lado Estados Unidos, Japón, Canadá y la Unión Europea han destinado en los últimos 4 años más de 8.200 millones de euros.
Sólo en el año 2003 Japón y Estados Unidos destinaron 2.000 y 1.200 millones de dólares respectivamente, para fomentar la investigación y su implantación en los procesos industriales.
China también se ha incorporado recientemente a esta carrera con un gran vigor, tras haber formado a miles de científicos fuera de sus fronteras en materias relacionadas con la nanotecnología.
Y grandes compañías como IBM, Motorola, HP, Lucent, Hitachi, Mitsubishi, Philips, Pfizer, NEC, Corning, Dow Chemical o 3M, han lanzado ya iniciativas significativas en el terreno de la nanociencia.
Samsung, por ejemplo, dedica más de 500 personas a desarrollos basados en Nanotecnología en un centro de investigación creado especialmente para ello.
El motivo de tanto interés no es extraño. La nanotecnología tiene potencial para cambiarlo todo: las medicinas y la cirugía, la potencia de la informática, los suministros de energía, los alimentos, los vehículos, las técnicas de construcción de edificios y la manufactura de tejidos, entre otros casos.
Mientras unos lanzan a los cuatro vientos sus expectativas sobre la ciencia de lo pequeño, otros prefieren mantener en secreto sus propios avances. General Motors, fabricante de automóviles, es un ejemplo de ello. Es la empresa de nanotecnología más grande del mundo, pero no van contándolo por ahí.
El gigante del motor vende toneladas de un material llamado nanocomposit, una combinación de partículas de arcilla con plástico, que da lugar a un material tan resistente como el metal, pero mucho más ligero. Esta aleación es, al parecer, muy fácil de fabricar, por lo que GM no va por ahí alardeando de su nanotecnología, sino que se limita a decir que tiene autos mejor preparados.
El tema, es que la nanotecnología ya forma parte de nuestras vidas y tiene la capacidad de cambiar y mejorar prácticamente cualquier producto ya hecho por humanos. Por ejemplo, en Chile, Daewoo Electronics ya lanzó al mercado, refrigeradores y lavadoras que incorporan la tecnología nanosylver; lo que no es más que unas pocas partículas de plata, que no permiten la aparición de hongos en la ropa ni en los alimentos.